Un estudio habla de la pereza del cerebro causada por la IA

La inteligencia artificial está convirtiéndose rápidamente en una parte integral de nuestras vidas, surge una pregunta crucial: ¿esta tecnología nos está volviendo más obtusos o simplemente somos nosotros quienes estamos permitiendo que suceda? Un estudio reciente, realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Carnegie Mellon y de Microsoft, arroja luz sobre la cuestión de la «pereza cerebral». Pero antes de leer lo que ha surgido, aprendamos a usar los términos correctos cuando hablamos de IA.

¿La IA nos ahorra tiempo o causa pereza cerebral? Ambos

El estudio en cuestión involucró una muestra de 319 profesionales, incluidos médicos, docentes e ingenieros, observando su comportamiento durante el uso de herramientas de IA generativa, como el famoso ChatGPT del que nos hemos quejado sin motivo, para la realización de un millar de tareas laborales.

Los resultados destacaron una tendencia preocupante: muchos participantes admitieron recurrir menos al pensamiento crítico durante la ejecución de las tareas, limitándose a supervisar y corregir el resultado generado por la IA.

Este fenómeno plantea grandes interrogantes sobre nuestra capacidad de razonamiento autónomo, pero también sobre nuestra propensión a delegar el trabajo intelectual a las máquinas. Como observó Bertrand Russell, filósofo y matemático británico, «La mente es como un paracaídas. Solo funciona si se abre«. Solo que no lo estamos abriendo en absoluto, o al menos esa es la tendencia.

Paradójicamente, quienes depositan excesiva confianza en los modelos de inteligencia artificial tienden a pensar menos, mientras que aquellos que confían en sus propias capacidades cognitivas demuestran un mayor espíritu crítico.

Pero me gustaría razonar no tanto sobre quienes ya trabajan, sino sobre quienes lo harán.

brazos robóticos humanizados tocando un piano

La preocupación por el declive del pensamiento crítico entre los estudiantes de hoy no puede subestimarse. El riesgo de una «pereza mental» generalizada es más concreto que nunca. Imaginen una generación de jóvenes acostumbrados a delegar el razonamiento a las máquinas, incapaces de analizar críticamente la información y de tomar decisiones autónomas.

Las consecuencias podrían ser devastadoras no solo a nivel individual, sino también para toda la sociedad. Sin la capacidad de pensar de manera independiente, estos estudiantes podrían convertirse en ciudadanos fácilmente manipulables, incapaces de distinguir entre lo verdadero y lo falso, entre argumentos sólidos y propaganda.

O incluso podrían perder el trabajo, aunque no directamente a causa de la IA.

En este sentido, es imperativo que el sistema educativo se adapte rápidamente a esta nueva realidad, integrando el uso consciente de la IA con metodologías didácticas que estimulen activamente el razonamiento, la creatividad y la autonomía de pensamiento. ¡No lo contrario, es decir, demonizando y alejando el progreso!

Pero ¿cuál es la solución (que por casualidad es la que también hemos alcanzado nosotros)? Según los autores del estudio, no se trata de reducir el uso de la IA, sino de utilizarla de manera más consciente e inteligente. El pensamiento crítico debe aplicarse en cada fase de la interacción con un modelo de IA: antes, durante y después. Solo así podremos aprovechar plenamente su potencial sin comprometer nuestras facultades cognitivas.

Como sostenía Albert Einstein, «la educación no es el aprendizaje de hechos, sino el entrenamiento de la mente para pensar«.

Fuente: https://advait.org/files/lee_2025_ai_critical_thinking_survey.pdf

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